Monday, July 2, 2007

Deportes a la alza

No creo equivocarme al decir que una de las industrias más exitosas en estos días es la deportiva. La capacidad de convocatoria de las diferentes disciplinas es simplemente asombrosa. Actualmente los estadios se ven rebasados pues no son capaces de dar cabida a los miles de aficionados que desean presenciar el desempeño de sus equipos o deportistas favoritos. En Estados Unidos, por ejemplo, pareciera que para algunos aficionados el calendario gira en torno al inicio de los diferentes deportes (beis-ball, foot-ball, basket-ball, hokey, etc.) y no al revés.

En este mundo caracterizado, entre otras cosas, por la capacidad de mantenerse informado en tiempo real de lo que sucede en casi cualquier parte del planeta, la oferta del espectáculo deportivo se ha multiplicado significativamente, hoy es posible disfrutar de un partido de fut-bol (soccer pues) de cualquier liga europea, el mundial de gimnasia en algún país de Asia o las finales de conferencia de la NBA en Estados Unidos.

Aunque por lo general todos los aficionados se inclinan por algún deporte en particular, la mayoría se mantienen al tanto de lo que ocurre en otras disciplinas. Sin embargo hay aquellos para quienes el deporte es una verdadera vocación y siguen al pie de la letra todo lo referente al mundo deportivo. No sólo conocen las reglas de cada uno, sino que además reconocen a los principales exponentes, están enterados de los últimos resultados, tienen a la mano las estadísticas más significativas, siempre tienen una opinión respecto a los posibles aspirantes al título e incluso saben uno que otro chisme. Esta capacidad me resulta francamente asombrosa, pues yo no logro recordar los nombres de los jugadores de mi equipo favorito.

Sin embargo, lo que me parece aún más impresionante son las mentes empresariales que están detrás de todo esto, verdaderos magos para generar dinero.

El fut-bol se cuece aparte. Hoy comenzó el mundial sub-20, y la Copa América está en su primera ronda, apenas la semana pasada terminó la Copa de Oro y hace tres la liguilla del fut-bol mexicano. Ah, también terminó hace algunos días la Liga española con la coronación del Real Madrid, así como la Liga Alemana con el triunfo del Stuttgart donde militan dos jugadores mexicanos.

La saturación de partidos es tanto para los jugadores como para los aficionados, pues además de las ligas internas de cada país, están los compromisos internacionales como la Copa Libertadores en América o la Champions League en Europa, la Copa del Rey en España y el Mundial de Clubes de los que resulten campeones de las anteriores. A nivel de selecciones nacionales el frenesí no es menor, entre partidos amistosos, rondas clasificatorias, torneos regionales y continentales, además del mundial con todos los sub’s que han surgido, pareciera que no hay un solo día que no ruede el balón en alguna cancha del mundo.

Sin embargo, esta saturación no tiene un efecto negativo en los aficionados, al contrario, esta vorágine de acción futbolera crea un entorno de expectación ininterrumpido por presenciar el creciente número de encuentros. Lo anterior se traduce por supuesto en que el negocio sea cada vez más lucrativo, las arcas de los equipos, de los representantes, de los organismos y de los jugadores siguen enriqueciéndose. Los ingresos por concepto de taquilla en los estadios, las transacciones entre los equipos, la publicidad, los contratos con las empresas televisoras y otros ingresos derivados de la imagen de ciertos jugadores son producto de la pasión que un simple balón de fut-bol genera.

Concluyo que soy un mal aficionado, o no soy aficionado en lo absoluto, pues ante esta saturación de partidos estoy más fatigado que los propios jugadores.

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