Saturday, December 13, 2008

Manual para sobrevivir en los albores del Siglo XXI (2a Parte)

Regla No. 3

Los errores, al igual que los deseos, tienen un precio. Procura pagar el precio con una actitud positiva, eso lo hará menos doloroso y te permitirá aprender de tus yerros.


Regla No. 4

Práctica, mejora e incrementa tu capacidad de perdonar, no sólo a los demás, sino particularmente a ti mismo. Equivocarse es parte intrínsica de la naturaleza humana, y permíteme desengañarte, te seguirás equivocando con cierta frecuencia mientras vivas.

La persona más inteligente no es la que nunca se equivoca, sino aquella que sabe calcular los riesgos para tomar decisiones oportunas, y que, en caso de equivocarse, sigue adelante afinando sus habilidades de cálculo.


Regla No. 5

El orgullo es como el colesterol, hay orgullo "bueno" y orgullo "malo".

El orgullo "bueno" es el combustible que te mueve en busca de una constante superación y es el escudo que protege tu dignidad y los derechos irrenunciables como ser humano.

El orgullo "malo", insisto, como el colesterol, te tapa las arterias y te petrifica por dentro, inmovilizándote emocionalmente. Este tipo de orgullo no te protege, te aísla, te segrega, te nubla el raciocinio y la capacidad de tomar decisiones. En niveles elevados se puede convertir en una enfermedad larga y dolorosa que, sin matarte, vives un poco como si estuvieras muerto.


Regla No. 6

Comprométete con algo sin fanatizarte. Con una causa ambientalista, una ideología política, un club deportivo, un círculo de lectura, una religión, etc. En los momentos de crisis esto te puede servir como un punto de referencia del cual sujetarte en lo que pasa la tempestad.


Regla No. 7

Sin mucho rollo: vive y disfruta el presente.

Crea un archivo ordenado y limpio de tu pasado para las consultas necesarias.

Proyecta las líneas del futuro que se gustaría recorrer y regálate unos minutos para soñar, estableciendo una proporción de 1 minuto de sueños : 1000 minutos de trabajo por ese sueño.


Regla No. 8

Aprende a decir "NO". Es saludable y te permitirá vivir con menos amarguras.

Friday, December 12, 2008

Manual para sobrevivir en los albores del Siglo XXI, por el Dr. Valdivia

Regla No. 1:

Nadie, absolutamente nadie, puede dar lecciones de vida salvo la vida misma.

No intentes convertirte en aleccionador, porque sin duda resultarás aleccionado de una manera mucho más severa; la soberbía puede ser una de las lecciones más duras que la vida te puede dar.


Regla No. 2:

Todo en la vida tiene un precio (ojo, estoy diciendo precio, no valor).

Ten cuidado con lo que quieres, determina su precio y decide si estás dispuesto a pagarlo. Procura no involucrarte en una empresa que no te guste o no desees, pues sin importar el costo, el resultado te parecerá absurdamente caro.

Thursday, December 11, 2008

El dinero ha perdido su valor

No hablo propiamente de devaluaciones, mucho menos me atrevería a evidenciar aquí mi escaso conocimiento sobre política monetaria, pero últimamente me he quedado francamente sorprendido ante la subjetividad del dinero como instrumento de cambio.

El otro día entré a una tienda de descuento y estuve viendo el precio de las cosas. Me encontré con un traje italiano (supongo que de una marca tan exclusiva que un pobre mortal como yo no conoce) rebajado de $3,995 dólares a $549. No entiendo como algo puede rebajarse hasta quedar en una sexta parte de su precio original. Hasta donde me pude dar cuenta el pantalón no estaba descocido ni tenía una mancha de cloro en el trasero, ah y el saco tenía las dos mangas; la rebaja no era por un defecto de fabrica, al parecer.

¿Si un traje cuyo precio original es de $3,995 puede ser vendido en $549 esto quiere decir que el fabricante/diseñador está sacrificando no solamente parte de sus ganancias sino absorbiendo $1,000 dólares de costos por traje? Existe una mayor probabilidad de que el precio del traje haya sido inflado por el nombre del diseñador que lleva en la etiqueta, pero entonces ¿con $549 dólares se cubre al menos el material y la mano de obra?

Salí de ahí y entré a una tienda departamental en donde los trajes de “diseñadores populares” (Calvin Klein, Kenneth Cole; Ralph Lauren) tenían un precio que oscilaba entre los $450 y los $600 dólares, es decir, prácticamente el mismo precio del traje de $3,995 ofertado en $549. De repetirse el mismo patrón, uno de estos trajes es posible encontrarlo unos meses más tarde en $80 dólares, aunque en ese momento me explicaron que había una promoción de 2x1, por lo que cada traje podía ser adquirido en $250 aproximadamente.

Finalmente entré a una tienda bastante desarreglada en donde se ofertaban trajes a mitad de precio. Pregunté cuáles eran los trajes más baratos, el empleado, de mala gana por encontrarse con un cliente tan tacaño, me mostró algunos de entre $80 y $120 dólares, hechos en China. Pensé que si esos trajes pudieran ser vendidos en las tiendas de descuento no podrían tener un costo superior a los $20 dólares.

Hasta una persona poco conocedora como yo se puede dar cuenta de las diferencias entre un traje hecho en China y uno en Italia, la tela, las costuras, el corte, etc. Efectivamente sí existe una diferencia notable entre ambas prendas, pero puede ser ésta tan significativa que una de ellas tenga un precio 3,895% superior a la otra. Ya ni que decir de prendas mucho más costosas.

Yo ensimismado con el asunto de los trajes y sus precios ridículos, y el mundo preocupado por la crisis de los mercados financieros discute sobre los planes de rescate financiero que rebasan los cientos de miles de millones de dólares para empresas cuyos activos superan el billón de dólares.

¿No les digo? El dinero ha perdido su valor…