La naturaleza humana es vulnerable por definición, sin embargo, hay circunstancias que acrecientan o amplifican la percepción de vulnerabilidad.
En casos de enfermedad, por ejemplo, el enfermo ve descompensado su equilibrio físico, y pocas cosas pueden transmitirnos ese sentimiento de vulnerabilidad como el padecimiento o el dolor.
Pero aunado a las sensaciones físicas, la vulnerabilidad, que es al mismo tiempo realidad y percepción, genera una necesidad, en primera instancia, de protección y, después, de afecto, del apapacho, de los mimos y cosas por el estilo.
En condiciones de vulnerabilidad todos somos como niños que buscamos quienes satisfagan esa necesidad de protección y afecto; cuando no hay nadie cerca para proveer esto, le da a uno un golpe de soledad.
En casos de enfermedad, por ejemplo, el enfermo ve descompensado su equilibrio físico, y pocas cosas pueden transmitirnos ese sentimiento de vulnerabilidad como el padecimiento o el dolor.
Pero aunado a las sensaciones físicas, la vulnerabilidad, que es al mismo tiempo realidad y percepción, genera una necesidad, en primera instancia, de protección y, después, de afecto, del apapacho, de los mimos y cosas por el estilo.
En condiciones de vulnerabilidad todos somos como niños que buscamos quienes satisfagan esa necesidad de protección y afecto; cuando no hay nadie cerca para proveer esto, le da a uno un golpe de soledad.
1 comment:
Ciertamente, perder los equilibrios en la vida nos hace vulnerables. Frágiles a los embates del frío y presa de los chaqueteos mentales. Nos sentimos solos, débiles y añoramos los cariños.
Sólo recuerda que la vulnerabilidad no es impedimiento para pedir ayuda, apoyo ni apapacho. No hay necesidad de pasar una gripa solo, ragazzo!!
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